Otro día hablaremos de Pina y el urbanismo: Empiezan las recalificaciones, por Juan Martín, portavoz de CHA en el Ayuntamiento de Zaragoza
En la ciudad de Zaragoza, el gobierno PSOE-PAR ha comenzado a deslizarse por la peligrosa pendiente de las recalificaciones urbanísticas. Tras poco más de un año en el poder, empiezan a tomar decisiones peligrosas en el siempre complicado mundo del ladrillo. Estos días, Pérez Anadón del PSOE y Manuel Lorenzo Blasco del PAR se afanan en buscar argumentos para justificar que un suelo de 2,5 millones de metros cuadrados situado junto a la zona logística de la Ciudad del Transporte, cortado por la carretera de Huesca y por las vías del ferrocarril, y calificado de uso industrial, va a ser convertido en residencial por obra y gracia de la varita recalificadora de su gobierno. Es decir, que donde hasta ahora sólo se podían construir naves industriales, se podrán levantar bloques de viviendas. Consecuencia inmediata: el valor del suelo se multiplica y por mucho.
¿Por qué toman esta decisión? ¿Dónde está el interés público para modificar el Plan General y recalificar esta enorme superficie de suelo industrial de propiedad particular? Hay que recordar que esto mismo lo pidieron los propietarios en el año 2002 con ocasión de la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana y fue unánimemente rechazado. Ahora PSOE y PAR le dan el visto bueno ¿por qué?
Desde que en dicho año se aprobó el Plan General de Zaragoza con la unanimidad de todos los grupos políticos, ha habido 45 modificaciones del mismo motivadas, en su inmensa mayoría, por exigencias técnicas (parcelas mal delimitadas, ajustes de equipamientos, zonas verdes…). Sólo en media docena de ocasiones los cambios han respondido a propuestas políticas basadas en necesidades sociales de la ciudad: así, se modificó el Plan para mantener empresas y puestos de trabajo en la ciudad (la última es el caso de Schindler en el 2005), para crear suelo industrial de propiedad municipal (justo lo contrario de lo que ahora se hace), para conseguir la implantación del ferrocarril de cercanías en la ciudad y finalmente, para salvar al Real Zaragoza de una dificilísima situación económica .
En definitiva, todos los suelos residenciales que se han desarrollado en la ciudad desde el año 2002 han sido única y exclusivamente suelos incluidos como tales en el Plan General de Ordenación Urbana.
En esta ocasión, ¿por qué se modifica el Plan? Pérez Anadón ha expresado públicamente sólo una razón: según él, no existe apenas suelo residencial en el Plan para construir viviendas. Argumento que es absolutamente falso. Las cifras oficiales del Area de Urbanismo así lo ponen de manifiesto: según el Plan General, en el término municipal de Zaragoza existe suelo residencial para construir unas 130.000 viviendas, de las cuales 55.000 en suelo urbano no consolidado y el resto en suelo urbanizable. En cuanto a las viviendas protegidas, en estos momentos hay suelo en trámite para construir unas 30.000 viviendas protegidas.
Es decir, que siguiendo el ritmo de estos años en los que hemos vivido uno de los ciclos económicos más altos que ha habido en nuestra ciudad, habría suelo residencial disponible para un periodo que oscila entre los 15 y los 20 años.
Luego, si queda suelo residencial para hacer viviendas protegidas, ¿por qué razón se deja aparcado este suelo y se recalifica el suelo industrial? Desde el año 2002 ha habido delegados de urbanismo de diverso signo político, pero nunca se había roto el modelo de desarrollo residencial fijado por el Plan General para incorporar nuevos suelos para la construcción de viviendas. Después del anuncio del gobierno PSOE-PAR, tres preguntas flotan en el aire: ¿Cuál es la razón para recalificar este suelo industrial y transformarlo en residencial contraviniendo lo establecido en el Plan General? ¿Por qué se toma esta decisión con este suelo industrial y no con otro? Y sobre todo, ¿por qué no se impulsan con prioridad los suelos urbanizables residenciales delimitados y no delimitados del Plan General en vez de recalificar los industriales?
Demasiadas dudas y poca transparencia. Mala combinación.
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