Rueda: el principio del fin de un despropósito
Últimamente, pensar en el monasterio de Rueda significa para quienes conocemos y queremos ese lugar, sentir rabia. Rabia y desazón.
Hace pocos días, justo antes de saltar la noticia de que la UTE Manzana Hospederías no iba a volver a abrir esas instalaciones, que nunca ha abierto en condiciones, tuve la ocasión de hablar con el director gerente de Turismo de Aragón, Jorge Marqueta.
Cuando, unos días después, salió la empresa diciendo que no iba a abrir la hospedería porque el Gobierno de Aragón ha estado incumpliendo el contrato, me quedé atónita.
Como la Asociación de Amigos del Monasterio de Rueda ha analizado detalladamente e informado al propio Gobierno de Aragón, la concesionaria lleva prácticamente desde que firmó el contrato, en agosto de 2014, sin cumplirlo.
La Asociación ha destacado en numerosas ocasiones la falta de mantenimiento de infraestructuras como la noria que da nombre al conjunto, la falta de limpieza en el recinto, los problemas para alojarse o simplemente para hacer uso del comedor de la Hospedería por los continuos cierres y la apertura mínima del establecimiento, el impago a quienes allí han trabajado y a quienes han sido sus proveedores, etc.
Por esas razones, me parece indecente que cuando se ve pillada por todos sus incumplimientos, la UTE acuse al Gobierno de Aragón de haber incumplido el contrato (por cierto, sin especificar ni uno solo de esos incumplimientos).
Si no fuera porque todas las personas que hemos visitado el monasterio de Rueda los dos últimos años, hemos visto su progresivo y cada vez más evidente abandono, sería su palabra contra la del Gobierno. Las quejas y denuncias de particulares no han faltado durante este tiempo y en los últimos meses los gestores de Manzana Hospederías, está claro, que han visto las orejas al lobo. Al verse amenazados porque el Gobierno de Aragón está estudiando esa situación de abandono y su responsabilidad e incumplimientos respecto al contrato firmado, la UTE nos sale con éstas y cierra.
No sé si es políticamente correcto que diga esto, pero yo creo que el cierre unilateral por parte de la empresa es lo mejor que puede pasar para el futuro del monasterio de Rueda. Otro incumplimiento más e incluso anunciado en prensa.
Lo que sí sé es que, en ocho meses que lleva en su cargo, el director gerente de Turismo de Aragón ha constatado por activa y por pasiva no sólo la dejadez del último año, sino también esas otras obligaciones que nunca han cumplido. De hecho, ya el año pasado, el 20 de marzo de 2015, los anteriores responsables de Turismo de Aragón denunciaban la suspensión unilateral, por parte de la empresa, de la actividad de visitas guiadas, cuestión ajena al cierre cautelar de la Hospedería, que se llevó a cabo basándose en las actas de inspectores del entonces Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia del Gobierno de Aragón, por la falta de condiciones higiénicas de las instalaciones e infraestructuras de captación y depósito de agua, la inadecuación de los tratamientos de depuración y la falta de control y análisis de la calidad del agua. A ello hay que añadir el incumplimiento de los requerimientos de Turismo de Aragón derivados del defectuoso mantenimiento de la planta potabilizadora.
El listado de peticiones de información a la empresa es largo. ¿Cuál es el problema pues? ¿Por qué no se echa a la empresa y se contrata a otra? ¿Por qué no va el Gobierno de Aragón y entra y arregla el monasterio? Cualquier persona que haya trabajado o conozca las leyes que rigen la contratación en el sector público puede deducir las dificultades que conlleva la resolución de un contrato, sobre todo si una de las partes no está interesada en terminarlo. Y ahí está el problema. Hay una parte que va a usar cualquier argumento, sea cierto o no, para sacar tajada de un contrato que nunca ha cumplido. Y, por lo tanto, el Gobierno de Aragón debe ser totalmente escrupuloso en la tramitación y en el proceso que lleva entre manos. Porque hay un contrato todavía en vigor. Si yo alquilo un piso, no puedo entrar cuando me dé la gana allí por mucho que sea mío. Pues lo mismo: hay que recabar información para poder rescindir el contrato sin indemnizaciones.
Espero que si la UTE se atreve a llevar a juicio al Gobierno de Aragón, la justicia tenga en cuenta esos detalles que todos hemos visto, así como el corte de luz por impago, desde diciembre de 2015, que ocasionó que Turismo de Aragón les advirtiera que el cierre del establecimiento constituía “un incumplimiento de las obligaciones esenciales del contrato" y calificara la situación como grave, exigiéndoles que subsanaran las deficiencias antes del 31 de diciembre. Y de entonces a ahora, cada vez peor.
La UTE estaba avisada de lo que podía pasar. Y ahora buscan excusas. Y por eso acusan a quien les acusa, a quien ha levantado acta ante una notaria para dejar constancia de los incumplimientos, a quien está realizando todos los trámites necesarios para que el dinero público no acabe en los bolsillos de quien no ha cumplido un contrato. Pero no nos van a engañar, porque llevamos mucho tiempo conociendo a esa manzana podrida.
(Artículo publicado en AraInfo el 25 de julio de 2016))