Después de lo sucedido ayer con el despreciable comentario que realizó el diputado de UPYD Toni Cantó minimizando la violencia que sufren las mujeres y la importancia de las denuncias que realizan, me reconcilio con el mundo con una conversación, mientras como con Ángela en el despacho, y la lectura de un artículo de Bianca Jagger (directiva de Amnistía Internacional (EE UU) y embajadora extraordinaria del Consejo de Europa) en El País. Un artículo muy comprometido con los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia machista. Habla de la impunidad con la que en muchas ocasiones se observan los crímenes contra las mujeres en muchas sociedades de todo el mundo. Incluída ésta, como reflejan los comentarios de personas como ese diputado y de las y los miembros de Feder Gen. Y el artículo, por supuesto -si no, no me habría reconciliado con nada- habla de la revolución que tenemos pendiente. Porque la revolución o será feminista, o no será.
Os recomiendo ese artículo del que extraigo estas frases:
La igualdad de género es muy difícil de lograr, sin embargo; pero siguen existiendo unos niveles inadmisibles de discriminación y violencia contra las mujeres. La cruda verdad es que las mujeres siguen siendo un grupo de la sociedad muy vulnerable.
La violencia contra la mujer es un crimen, y sin embargo es universal. Esto sucede en todos los países del mundo, y en todos los niveles de la sociedad.
De acuerdo con ONU Mujer, seis de cada diez mujeres son víctimas de violencia física y/o sexual en sus vidas. [...]
La lista sigue y sigue. Es una vergüenza, una pandemia global. La violencia contra las mujeres parece estar arraigada en nuestras sociedades. No debería ser. Tenemos que detenerlo. Debemos poner fin a la cultura de la impunidad en todo el mundo.
La violencia es un ciclo que se perpetúa. No solo sufrirá nuestra generación, sino las de nuestras hijas y nuestras nietas, si no exigimos que se ponga fin a esta epidemia.
Debemos enseñar a nuestros hijos a querer y respetar a las mujeres. [...]
El 14 de febrero de 2013, Eve Ensler, la autora de los Monólogos de la vagina, organizó un movimiento de alcance mundial, One Billion Rising, un llamamiento a “romper el muro patriarcal de opresión y negación, transformar la mentalidad que ha convertido la violencia en algo normal, poner a las mujeres supervivientes en contacto con sus cuerpos, su fuerza, su determinación, su energía y su fuerza y bailar para mostrar la voluntad del mundo de hacer que la violencia contra las mujeres sea por fin inaceptable”. One Billion Rising convocaba a las mujeres de todo el mundo y a los hombres que las quieren a salir de sus escuelas, oficinas, casas, y bailar en la calle. [...]
Llamada a la Acción. Una revolución no violenta
[...] Debemos negarnos a aceptar que continúen los abusos y la violencia contra las mujeres y las niñas. No podemos permitirnos ser pasivos, teniendo en cuenta a todas las mujeres que sufren violencia, persecución y toda clase de injusticias. Por el bien de nuestras hijas y nietas, no podemos quedarnos sentados y no hacer nada. Al hacerlo, ponemos en riesgo su futuro. La equidad de género no es solamente posible, sino también necesaria. La discriminación y violencia contra las mujeres nos impiden convertirnos en una sociedad libre y equitativa. La violencia contra las mujeres y las niñas representa un crimen contra todos y cada uno de nosotros.
Pongamos fin a la violencia contra las mujeres. Debemos llevar a los culpables ante la justicia y terminar con la cultura de la impunidad.
Y no puedo evitar recordar ahora las representaciones teatrales que realizamos en Quinto hace unos años, gracias a Qvintus Teatrae, de Los monólogos de la vagina. Una experiencia única, durante tres años seguidos, en la que te metías en la piel de tantas y tantas mujeres de distintos lugares del mundo que habían sufrido humillaciones, torturas, violaciones o la muerte sólo por el hecho de ser mujeres. Creo que fue una experiencia que nos enriqueció enormemente a todas las personas, hombres y mujeres, que participamos en ella. La echo de menos porque creo que es importantísimo organizar actividades de ese tipo. Es importantísimo que todos y todas seamos conscientes de las cosas que hay que cambiar y de lo que podemos hacer. Aunque sólo sea recaudar un dinero que ayuda a mujeres y niñ@s que huyen de la violencia.
Y para terminar, el video de la canción de Carlos Mejía Godoy, basada en un poema de Ernesto Cardenal titulado Las mujeres del Cuá, que cita en su artículo Bianca Jagger.