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Desde Pina: el blog de Marisa Fanlo Mermejo

Carta abierta de Enriqueta Carranza Lagraba a la corporación municipal de Pina de Ebro sobre la fundición de plomo

En primer lugar manifestarles que las opiniones expresadas en este escrito corresponden única y exclusivamente  a mi apreciación personal. Ni se deben al sometimiento a ningún partido político, y por supuesto, ni mucho menos influenciada por determinadas conjeturas. Aclaración que considero necesaria dados los comentarios realizados por parte de algunos miembros de la Corporación Municipal. Me creo con el suficiente criterio para expresarlas después de haber recabado información fidedigna en organismos competentes comprometidos con la salud y el medio ambiente, y consultado diversos estudios  serios sobre las repercusiones que los materiales pesados, en este caso el plomo, tienen a medio y largo plazo sobre la salud de las personas y la afectación negativa al medio ambiente. 

Ante la probable instalación de una fundición de plomo en el polígono de Pina, solicitada por la empresa  ya instalada desde hace doce años y dedicada al  reciclaje de baterías, quiero expresarles mi preocupación por la más que posible repercusión sobre la población futura de mi localidad y sobre el medio ambiente que nos rodea. Cuando dicha empresa se instaló en el polígono en el tiempo mencionado, algunos habitantes de Pina ya expresamos nuestra preocupación al respecto, porque aunque no eran muy conocidos en la localidad los efectos nocivos del plomo, procuramos interesarnos y averiguar  todo lo posible sobre ello.  A pesar de las reticencias que teníamos,  y que por otra parte ni fueron escuchadas ni admitidas, sólo nos quedaba confiar en las estrictas medidas de seguridad que garantizaban desde todos organismos oficiales habidos y por haber que las repercusiones sobre la salud  y el medio ambiente serian nulas o las mínimas posibles.  ¿Seguro…?

El plomo es un elemento tóxico para el ser humano. Aunque su presencia natural no debería ser peligrosa, ya que es parte del equilibrio de la naturaleza, su proliferación como uso industrial entre 1850 y 1990, así como su empleo en la vida cotidiana termina por afectar a la salud.   Este contaminante puede encontrarse en diferentes medios, pero cuando se encuentra en el aire que respiramos o se ingieren partículas sin querer  por haber tocado elementos contaminados, causan enfermedades que en la mayoría de las veces pasamos por alto por su parecido a otras enfermedades que tienen otras causas y porque tan solo es posible observar sus síntomas cuando los niveles tóxicos de este contaminante es alto. Sin embargo sin ser nosotros conscientes, ya desde el comienzo y progresivamente se va deteriorando nuestra salud. La intoxicación por plomo ha sido ligada a la anemia, al daño del sistema nervioso central, riñones, sistema inmune y a dificultades en el aprendizaje. Por eso es de vital importancia que en los lugares donde existan industrias dedicadas a trabajos con plomo, y en varios kilómetros a su alrededor, se identifique el grado de contaminación que tiene el aire que respiramos  y sus posibles efectos sobre las personas que residen en estos lugares. La exposición al plomo es peligrosa para todo el mundo, pero especialmente para los niños, mujeres embarazadas o personas delicadas de salud.  Era un objetivo de salud que todos los niños antes de la llegada de este año, tuvieran una concentración de plomo menor a 10 microgramos por decilitro, pero estudios recientes demuestran que no existe una concentración mínima de niveles de plomo que no tenga efectos nocivos, ya que se han visto alteraciones cognitivas en algunos niños con niveles de plomo menores a 10 microgramos por decilitro. Si estos datos se confirman a lo largo de este año, en el futuro aún se bajará todavía más este punto. Sus efectos tóxicos  entre 10 y 19 mcg%  demuestran según investigaciones recientes una disminución del desarrollo intelectual con mayor incidencia de trastornos de aprendizaje y comportamiento en los niños. Entre 20 y 44 mcg%, aparecen trastornos bioquímicos (sin síntomas) y alteraciones neurocomportamentales.  Con valores superiores a 45mcg%,  se observan ya síntomas de efectos tóxicos detectables clínicamente, y si son valores iguales o mayores a 70 mcg%  la intoxicación es ya realmente grave. Estos datos son facilitados por el departamento de toxicología de la facultad de medicina, CIAT (centro de información y asesoramiento toxicológico).  Y por supuesto, las patologías a las que están expuestos los trabajadores de la industria relacionada con plomo son de bastante trascendencia, aunque los síntomas no aparezcan de inmediato. Se pueden destacar:  Anemia crónica, síndrome doloroso abdominal paroxístico afebril con estado suboclusivo y habitualmente acompañado de hipertensión arterial, encefalopatía, daño orgánico cerebral crónico irreversible, insuficiencia renal crónica, alteraciones reproductivas, y neuropatías periféricas que pueden permanecer estacionarias o remitir si cesa la exposición al plomo o sus compuestos. Diversas organizaciones recomiendan que los padres que trabajen en la industria del plomo lleven a sus hijos al médico para que controle sus niveles de plomo en la sangre,  siendo también recomendable estudiar a los familiares que convivan con ellos puesto que el plomo por muchas precauciones que se tomen, puede llegar a casa a través de la ropa.   

El plomo se puede encontrar como partículas sumamente finas en el polvo, las cuales por efecto del viento, lluvia o agua se puede trasladar a grandes distancias, contaminando áreas muy extensas progresivamente. Por muchas precauciones que se tomen, por muchas garantías de seguridad que desde los organismos oficiales pertinentes nos quieran demostrar que se toman, es inevitable que se traslade fuera del lugar de manipulación. La peligrosidad es mayor porque este material pesado no es química ni biológicamente degradable. Una vez emitido puede permanecer en el medio ambiente durante cientos de años. Además, su concentración en los seres vivos aumenta a medida que son ingeridos por otros, por lo que la ingesta de plantas o animales que han podido contaminarse aunque sea mínimamente, puede aumentar la intoxicación en las personas. Es un elemento muy tóxico que puede afectar todos los órganos y sistemas del cuerpo, dañando especialmente al sistema nervioso. Aún cuando a simple vista no podemos observarlo, incluso en dosis muy pequeñas causa numerosos efectos negativos para nuestro organismo, y más si se está expuesto desarrollando un trabajo con este elemento o se reside  en lugares cercanos a estas industrias.

¿Todavía podemos seguir pensando que este tipo de industrias es recomendable o necesario para la evolución y desarrollo de una población o en este caso de la nuestra, de Pina de Ebro?  ¿Saben ustedes que las mayores exposiciones al plomo se dan en las industrias dedicadas a la fundición,  desguace de baterías, reciclaje del metal, etc., con el consiguiente riesgo de contaminación  para las poblaciones colindantes? ¿No estamos ya lo suficiente expuestos a este material a través de  pinturas, suelos por haber usado gasolina con plomo en el pasado, munición para caza, y otras fuentes adicionales, antes de que fuera prohibido?  ¿Tanto poder de persuasión y económico tienen este tipo de industrias que pasan por encima de quienes se les ponga por delante?

También soy consciente de que el riesgo cero no existe en nuestra vida diaria. Estamos expuestos a diversos grados de contaminación y en diversas formas, un precio que debemos pagar por la industrialización y el progreso.  Pero cuando esos riesgos pueden evitarse tan sólo con el traslado a zonas menos pobladas o de menos impacto medioambiental de ciertas industrias altamente contaminantes, es algo que deberíamos tener en cuenta.  Se asume demasiado riesgo, tanto de salud como para la implantación en un futuro de industrias menos agresivas o simplemente alimentarias en el polígono de Pina. También en ese punto me he informado y por supuesto, si Pina se convierte en zona de riesgo es terreno vetado para cualquier industria agroalimentaria o de bajo nivel de riesgo. ¿Merece la pena por unos puestos de trabajo mínimos exponernos a estos peligros o condicionar el desarrollo de nuestra localidad?  ¿Todavía puede seguir creyendo parte de la Corporación Municipal de Pina que esto se trata tan sólo de un tema político, o de unos cuantos ecologistas de pacotilla (según he podido escuchar)?

Estamos ante un tema lo bastante serio para que se informen con todos los medios a su alcance, y capacitarse bien en estas cuestiones. No sólo depende de los informes del INAGA, creo que por encima de todo está la salud y protección de los habitantes de Pina, y el respeto al medioambiente que nos rodea. Se han cometido errores por parte del Gobierno de Aragón a la hora de tratar proyectos relacionadas con productos contaminantes, bien por quitarse el problema de en medio o por cuestiones partidistas,  y por tanto espero y quiero creer, que por parte de la Corporación Municipal de Pina se informarán y se tomarán las medidas necesarias en su caso si fuera necesario, tan sólo con un objetivo: la protección de sus habitantes.

 

                                                                                   En Pina de Ebro, a veinticinco de marzo de 2010

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